Los trabajadores, asediados
Electricistas, mineros y empleados de Mexicana, casos emblemáticos
Fabiola Martínez y Alma E. Muñoz
Viernes 31 de diciembre de 2010, p. 5
En 2010, una vez más la realidad social y económica de México se impuso al discurso de recuperación difundido por el gobierno del presidente Felipe Calderón.
En los últimos 12 meses, la pobreza se profundizó y los niveles de bienestar de la mayoría de los mexicanos se redujeron. El aumento en precios de productos y servicios de consumo generalizado afectó aún más el poder adquisitivo de los trabajadores.
Por ejemplo, el valor de la gasolina y el diesel se incrementan cada mes desde 2009, lo que continuará en 2011, mientras el precio de la harina de trigo ha aumentado alrededor de 40 por ciento.
De julio de 2009 al mismo mes de 2010, el transporte subió 7.8 por ciento y los alimentos y bebidas 15 por ciento, lo cual impacta a más de la mitad de la población en edad de trabajar que tiene un ingreso de entre uno y tres salarios mínimos y gasta la mitad de sus percepciones en alimentación y 13 por ciento en transporte.
De 2000 a 2009, productos de la canasta básica como el azúcar y el frijol tuvieron aumentos de 169 y 142 por ciento, respectivamente, mientras los salarios apenas se incrementaron 51.4 por ciento en igual periodo, según cifras del Banco de México, el Inegi y la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami).