(01 de octubre, 2014).- Lejos, muy lejos de combatir la corrupción, las autoridades y ahora hasta los sindicatos la siguen fomentando. Tal viene sucediendo en organizaciones como la de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), en donde la dirigencia sindical es la mejor muestra de cómo puede manipularse a los trabajadores y hacerlos caer en lo que, saben, es la lacra que le ha impedido a nuestro país salir adelante. Víctor Fuentes del Villar y Rafael Riva Palacio Pontones son los ejemplos que, por hoy, provocan el rechazo de ciudadanos y derechohabientes, quienes enfrentan a los empleados de ambas dependencias sin ninguna defensa y sí reciben a cambio malos tratos, razones ilógicas, absurdas y cobros y devoluciones similares a los asaltos en despoblado.
El caso de la CFE es mucho más severo que ningún otro ya que este es un servicio que está presente en millones de hogares, en la industria, en el comercio, en la banca, etcétera. Un año en el que sin duda recibieron muy buenas prestaciones los agremiados del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) fue el 2012, pues les entregaron más de 80 mil millones de pesos para BECAS, fondos de habitación, ahorro, para sus fiestas y congresos. Esta cifra de ingresos a la organización sindical es ajena al 2 por ciento que se les descuenta por la cuota obligatoria que los trabajadores deben aportar.
Es aquí en donde ya puede empezar a apreciarse el por qué salieron en calidad de mercenarios apoyando la desaparición de la CFE. En su contrato colectivo de trabajo puede encontrarse que les pagan el servicio telefónico y hasta la renta de algunos de los inmuebles con los que cuenta tanto en la capital como en el interior del país. Extraoficialmente se conoce que se les multiplicó hasta por 10 los kilowatts de consumo gratuito que les otorga la empresa. Así, el heredero de “la güera” Rodríguez Alcaine, enarbola banderas de servicio cuando lo que hacen, incluso con las promociones para ascenso de la clase trabajadora es llevar a los agremiados, quienes son los que tienen contacto directo con los usuarios, a un nivel de defensa de todos los abusos de esa Comisión, que no admite reclamaciones y mucho menos actúa con la aplicación correcta de los cobros y del mismo servicio.
Las quejas por el excesivo monto por el cual, a partir de los cambios de medidores, llegan los recibos de luz, son interminables. Suman miles y miles, y eso nos lleva a preguntar qué clase de medidores instalaron los de la IUSA que de un día para otro pueden multiplicar hasta por 100 el consumo de kilowatts de un mismo domicilio, con el mismo número de habitantes y que ha visto crecer en su historial un similar reporte que se mantiene durante años y en el cual el precio se altera cuando Hacienda modifica sus tarifas, pero que no llega a esas cifras desorbitantes que se presentan actualmente a los usuarios.
LECTURAS AMAÑADAS
Ejemplos de este tipo de lecturas hay infinidad. Al hacer el reclamo, el primer argumento surge sobre el consumo que obliga a pasar, de una tarifa baja, a una que denominan “de alto consumo”; el precio en efecto, subirá.