CAPITANES
Si sufre nuevamente de apagones, lea, porque aquí puede encontrar la razón.
Probablemente el hombre que usted vio trepado en el poste para reparar una falla de luz no trabaja para CFE directamente.
Decenas de empresas privadas acudieron desde octubre pasado al llamado gubernamental de “contingencia” para atender el suministro eléctrico del centro del País, ante la ausencia de Luz y Fuerza del Centro (LFC).
Nomás del noreste llegaron 180, que regularmente atienden en esa zona del País a la empresa que dirige Alfredo Elías.
Pero a éstas, el sindicato de electricistas de la CFE -el Suterm, que comanda Víctor Fuentes- acaba de mostrarles una cara similar a la del SME.
Estas empresas están acostumbradas a pagar al Suterm en todo el País un 2 por ciento de lo que cobran por mano de obra en cada contrato que les concede la paraestatal.
Es un viejo convenio basado en la teoría de que es la cuota que pagarían al sindicato sus agremiados, si fuesen ellos quienes hicieran el trabajo.
Pero nos avisan que algunos en el Suterm aparentemente quieren hacer su agosto en septiembre. Piden a las contratistas pagar el 2 por ciento, ¡pero de todo el contrato!, cuando son amables.
Porque a otros les demandan hasta el 6 por ciento del total. Esto empezó desde julio, cuando la Suprema Corte avaló la extinción de Luz y Fuerza.
Pero ahí no acaba la cosa, estos angelitos exigen, además, retroactividad. Es decir, que las contratistas paguen lo correspondiente a los contratos que obtuvieron ¡desde octubre!, cuando fue decretada la desaparición de LFC y la administración corrió a cargo del SAE.
Ahora, el colmo. Que desde hace una semana, la CFE está negando a los contratistas sus cheques, hasta que no se “arreglen” con el sindicato.
Las empresas, que vienen de todo el País y que han enfrentado desde multas por el “Hoy No Circula” hasta ataques de vándalos, de plano quieren tirar la toalla y regresar a su tierra.
Para rematar. Quien fuera responsable de la operación de CFE en el centro del País, Nestor Moreno Díaz, pidió licencia recientemente para defenderse de una acusación de corrupción.
