24 meses del decreto de extinción de Luz y Fuerza del Centro (LFC), emitido por Felipe Calderón, los saldos político, institucional, social y económico de la medida resultan un desastre. El régimen se echó encima a decenas de miles de trabajadores, a los cuales se sumaron incontables ciudadanos, inconformes con la manera noctámbula y alevosa del golpe asestado a una empresa de propiedad pública, a una organización sindical histórica y, en general, a los derechos laborales. Ha de agregarse a los descontentos el de numerosos usuarios de energía eléctrica que han venido padeciendo una caída en picada en la calidad del servicio y un alza inversamente proporcional de las tarifas a cobrar.
Sólo por lo que hace a liquidaciones de trabajadores, la extinción de LFC le ha costado al país más de 12 mil millones de pesos, en cifras redondas, pero eso no incluye lo gastado por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en las inversiones realizadas....
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