Falta exactamente un mes para el día de la elección y la teoría de la inevitabilidad del triunfo de Enrique Peña Nieto con el apoyo de Televisa está en duda.
El candidato invencible que reunía más de 50 por ciento de las preferencias la pasada Navidad comienza a escuchar pasos en la azotea.
Cambió el panorama: sus principales rivales no son el PAN y su candidata, sino que surgen con fuerza López Obrador y su Movimiento Progresista. ¿Qué son los pasos que Peña Nieto oye en la azotea? Son las marchas de millares de jóvenes universitarios que se han rebelado contra la manipulación informativa de la televisión. Joaquín Coldwell anunció que no habrá más visitas a planteles educativos, después del costoso descalabro que sufrieron en la Ibero.
Sin embargo, no tienen un plan B, los tomó desprevenidos el problema.
No es necesario que todos los jóvenes estén a favor de López Obrador, o con Josefina; el simple hecho de que consigan que la televisión no manipule la información ya es una pérdida enorme para el candidato priísta.
“Houston, tenemos un problema…”
¿Recuerdan la famosa frase de la aventura dramática del Apolo 13? En el cuartel general de Josefina podría parafrasearse de este modo: “Los Pinos, tenemos un problema…” Falta un mes y no se activa el plan que tendría como objetivo bajar a Peña Nieto. Los escándalos de los gobernadores no han sido suficientes; el único detenido es del PRD, Narciso Agúndez, aunque ya había chaqueteado y se había vuelto neopriísta. ¿Hay cambio de señales? Tal vez estará pensando Calderón que no le conviene enfrascarse en un conflicto demasiado grave con los priístas. Tiene cola muy pisable.