Tras reanudarse la sesión, el dictamen fue avalado
con 351 votos de priístas, panistas y verdes, mientras que 130 legisladores de
PRD, PT y Movimiento Ciudadano sufragaron en contra; 10 del Panal se
abstuvieron.
Enrique Méndez y Roberto Garduño
Publicado: 28/09/2012
Publicado: 28/09/2012
México, DF. La Cámara de Diputados aprobó la reforma a la Ley
Federal de Trabajo, en una sesión que se reanudó a pesar de la toma de la
tribuna por parte de diputados del Frente Legislativo Progresista. Gracias a que
la Mesa Directiva se trasladó para conducir al balcón sur del salón de plenos,
la mayoría del PRI, PAN y PVEM avalaron las modificaciones propuestas por Felipe
Calderón para permitir la subcontratación, el pago por hora, los contratos a
prueba, por temporada y de capacitación inicial, y que dejó intactos los métodos
de elección de las dirigencias sindicales.
Con 351 votos a favor de priístas, panistas y verdes, la Cámara aprobó en lo general el dictamen que esta mañana le turnó a la Comisión del Trabajo. 130 legisladores del PRD, PT y Movimiento Ciudadano lo hicieron en contra y se registraron diez abstenciones de la bancada de Nueva Alianza.
En total se obtuvieron 481 votos, el número más alto para una sesión ordinaria, ésto debido a que todas las bancadas pidieron a sus integrantes no faltar este día.
Una vez que se reanudó la sesión por la toma de la tribuna, y en la fase de la postura de los partidos, el coordinador de Movimiento Ciudadano, Ricardo Monreal, sostuvo que la reforma constituye una “traición a los trabajadores, que ahora se dan cuenta quienes son sus verdugos. ¡Lo que están haciendo no tiene madre!”.
El PRI defendió, en voz de Héctor Gutiérrez de la Garza, que se trata “de una reforma de avanzada. ¡Somos amigos de los trabajadores, respetuosos de nuestros sindicatos!”.
Una vez que el dictamen se consideró suficientemente discutido, los priístas iniciaron el mismo coro que en 1995, cuando durante la coordinación de Humberto Roque Villanueva se aprobó el aumento del IVA de 10 al 15 por ciento: “¡México, México, México!”.
Los diputados que tomaron la tribuna se retiraron del salón para dejar que la mayoría “siga haciendo lo que quiera y empobreciendo más al pueblo”. Carlos Reyes Gámiz dijo desde la ocupada mesa directiva: “¡Sigan con la traición!”.
Del salón de sesiones se retiraron perredistas de las corrientes IDN, ADN, y de Izquierda Social, y se quedaron “a dar la batalla de las ideas” de las corrientes de los chuchos, amalios, y los vinculados al jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard.
Con 351 votos a favor de priístas, panistas y verdes, la Cámara aprobó en lo general el dictamen que esta mañana le turnó a la Comisión del Trabajo. 130 legisladores del PRD, PT y Movimiento Ciudadano lo hicieron en contra y se registraron diez abstenciones de la bancada de Nueva Alianza.
En total se obtuvieron 481 votos, el número más alto para una sesión ordinaria, ésto debido a que todas las bancadas pidieron a sus integrantes no faltar este día.
Una vez que se reanudó la sesión por la toma de la tribuna, y en la fase de la postura de los partidos, el coordinador de Movimiento Ciudadano, Ricardo Monreal, sostuvo que la reforma constituye una “traición a los trabajadores, que ahora se dan cuenta quienes son sus verdugos. ¡Lo que están haciendo no tiene madre!”.
El PRI defendió, en voz de Héctor Gutiérrez de la Garza, que se trata “de una reforma de avanzada. ¡Somos amigos de los trabajadores, respetuosos de nuestros sindicatos!”.
Una vez que el dictamen se consideró suficientemente discutido, los priístas iniciaron el mismo coro que en 1995, cuando durante la coordinación de Humberto Roque Villanueva se aprobó el aumento del IVA de 10 al 15 por ciento: “¡México, México, México!”.
Los diputados que tomaron la tribuna se retiraron del salón para dejar que la mayoría “siga haciendo lo que quiera y empobreciendo más al pueblo”. Carlos Reyes Gámiz dijo desde la ocupada mesa directiva: “¡Sigan con la traición!”.
Del salón de sesiones se retiraron perredistas de las corrientes IDN, ADN, y de Izquierda Social, y se quedaron “a dar la batalla de las ideas” de las corrientes de los chuchos, amalios, y los vinculados al jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard.