Televisa y otros medios coludidos con esa empresa se autonombran defensores de esas libertades y son quienes pretenden impedir a otros periodistas que las ejerzan. A ellos da publicidad el calderonismo
Son como una jauría, a la que bien le va la lapidaria frase de la serie de televisión: Washington a puerta cerrada, donde le espetan a Nixon, el genocida de Chile que mandó matar a Salvador Allende, lo de “amarre a sus perros”. Azcárraga Jean, en pleito a muerte con el multimillonario Slim, está atrapado en el asunto de las camionetas con logotipo de Televisa transportando más de 9 millones de dólares y droga, aparentemente en el cuarto viaje de “lavado”; y ha ordenado a sus empleados: López Dóriga, Carreño Carlón, Loret de Mola, e incondicionales Carlos Marín, José Cárdenas, etc., atacar a la periodista Carmen Aristegui porque ésta informa y comenta lo que ellos censuran. Televisa y Tv-Azteca, el duopolio televisivo y casi monopólico en radio (con Radio-Centro aprovechando la impunidad otorgada por Calderón para no saldar su deuda con el periodista José Gutiérrez Vivó), pretende controlar la información con su desinformación y servilismo, a cambio de publicidad y sobornos a sus periodistas, y quitar de en medio a quienes no comulgan con sus ruedas de molino.
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