El 11 de octubre del 2009 el gobierno de Felipe Calderón, emitió un decreto para liquidar la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LyFC), empresa que hasta ese día era la encargada de transmitir, distribuir y comercializar energía eléctrica, al Distrito Federal, así como a 80 municipios del Estado de México, dos de Puebla, dos de Morelos y 5 de Hidalgo. La empresa que sustituyó a la extinta Compañía de Luz, fue la Comisión Federal de Electricidad (CFE), quedando esta como la encargada de suministrar electricidad a todo el país.
La administración de Felipe Calderón esgrimió, como principal argumento para liquidar al organismo descentralizado, el que sus ingresos por ventas entre 2003 y 2008 fueron de 235,738 millones de pesos, mientras que sus costos ascendieron a 433,290 millones de pesos (mdp), incluyendo energía comprada a la CFE.
Adicionalmente, el organismo tenía un pasivo laboral de 240, 000 mdp, de los cuales sólo 80,000 mdp correspondían a trabajadores en activo y el resto a personal jubilado, un ventajoso contrato colectivo para los trabajadores (que incluía prestaciones muy generosas para los electricistas sindicalizados), además de que el servicio que ofrecía era muy deficiente para los consumidores.
La liquidación de LyFC significó que más de 44 mil trabajadores quedaran sin empleo, emprendiendo simultáneamente una campaña de linchamiento y estigmatización de los trabajadores y su sindicato por parte de medios masivos de comunicación
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