2013-01-18 • Acentos
La primera razón por la que ha de someterse a juicio a Felipe Calderón es por haber impuesto, sin necesidad, la guerra a México. El combate al crimen organizado, urgente y necesario, debió haberse llevado a cabo con energía, firmeza y eficacia, pero sin exponer a la nación a un baño de sangre que no tiene todavía visos de terminar, en virtud de que no hay cambio ni de perspectiva ni de estrategia con el nuevo gobierno.
En un Estado moderno, en una democracia, no puede ni debe ese que ocupa la jefatura del Estado y está a cargo
de la comandancia general de las fuerzas armadas desatar una guerra sin consultar a su pueblo y sin la autorización del Poder Legislativo. Quien de esa manera actúa, quien así violenta las formas de vida democrática, y en la medida en que es solo suya la responsabilidad ha de asumir las consecuencias políticas y judiciales de sus actos.
A nadie consultó Calderón. A nadie pidió permiso. Sin un diagnóstico preciso de la situación, sin una estrategia definida, sin objetivos claros. Sin prever tampoco las consecuencias fatales de embarcarse en una cruzada sangrienta, ordenó, apenas iniciada su gestión, el despliegue de decenas de miles de efectivos militares en el territorio nacional.
Lo hizo sin considerar el principio jurídico y estratégico de la necesidad y la proporcionalidad. Solo ha de irse a la guerra agotadas todas las instancias y cuando la sobrevivencia misma de la nación está en juego. Cuando es absoluta y totalmente necesario.
leer nota completa