José Antonio Almazán
Todos lo saben pero muchos lo callan. La orden para desamparar al
SME y negarle el patrón sustituto vino de Los Pinos, de la Presidencia de la
República. Lo van a negar, esa es la costumbre oficial para intentar encubrir
las infamias de los poderosos. En los planes de EPN está avanzar aceleradamente
en la privatización del petróleo y la electricidad y el SME es un obstáculo
imbatible. Sus tres años y dos meses de heroica resistencia lo han convertido en
un icono ejemplar de la resistencia civil y pacífica frente a decenas de
millones de mexicanos que sufren y luchan en contra del criminal modelo
neoliberal. La sentencia de la SCJN lleva el mensaje implícito de los señores
del dinero, de las trasnacionales y sus asociados mexicanos: para qué luchan, no
van a ganar. Pero se equivocan. Mucho hemos aprendido en estos trágicos más de
30 años de neoliberalismo. El primer requisito para ganar es saber resistir, y
eso ha hecho el SME.
No les han bastado las ruinas en que han convertido a México. Son insaciables y en estos días presentarán sus iniciativas para terminar de apoderarse de Pemex y su renta petrolera, encubiertos en una supuesta modernización y mayor competitividad, cuando la opinión pública sabe muy bien que la extracción de un barril de petróleo cuesta 10 dólares y se cotiza a más 100, pero la ganancia se la lleva el gobierno para no tocar las fortunas de los poderosos hombres de negocios y no cargarles impuestos. En el caso de la industria eléctrica, CFE avanza rápidamente hacia su ruina a partir del enorme control que las trasnacionales eléctricas han logrado en el campo de la generación eléctrica, vendiéndole energía cara a CFE con ya más de 12 años de pérdidas crecientes en sus resultados de explotación. Terminará convertida en una sucursal de cobro de las empresas eléctricas extranjeras a costo de más de 30 millones de hogares mexicanos que pagan precios exorbitantes por la electricidad más cara del planeta.
Leer nota completa