A de que en los primeros 6 meses de gobierno la persistencia en la aplicación del modelo neoliberal ha estacando la economía, ha desplomado la generación de empleo y empobrecido a millones de mexicanos con el alza de la canasta básica, la energía eléctrica, el gas doméstico y las gasolinas, los nuevos tecnócratas –como el actual secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray– insisten en alentar la reforma energética que, a su parecer, contribuirá a abaratar las tarifas eléctricas bajo el sofisma de que al existir una mayor participación de empresas privadas en el sector habrá mejores precios. Argumento similar al esgrimido para abrir las puertas de la privatización en Petróleos Mexicanos (Pemex).
Es por ello oportuno y conveniente recordarle a la actual tecnocracia, incrustada en la administración de Enrique Peña Nieto, algunas lecciones de la historia del pasado siglo en que el país debió remontar una dura cuesta en aras de nacionalizar los recursos naturales y energéticos que Porfirio Díaz entregó a las empresas extranjeras y que representaron un muy alto costo social y económico al desarrollo de México.
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