Óscar Génel / frontera.info
Nos platican profesionales de la ingeniería, enfadados con la CFE, que la empresa monopólica oficial, factura de acuerdo a sus estimaciones interesadas y no al consumo de hogares, fábricas o empresas agroindustriales; garantizan quienes no están conformes con el cobro por el gasto eléctrico, que el país está sometido a una división geográfica y que las entidades todas se sujetan a un estudio de factibilidad que se traduce en un negocio enorme para la secretaria de Hacienda y Crédito Público.
Algunos ingenieros aseguran haber roto los medidores, esperando la reacción de los inspectores de la CFE, pero se sorprenden al ver pasar las semanas y los meses sin que reparen en el daño y reciben la facturación como si nada hubiera sucedido: El medidor roto y el consumo estimado en miles de unidades KW que son convertidas en pesos y centavos, con un plazo para pagar o correr los riesgos que el corte del fluido trae consigo. Una denuncia que nos parece delicada y que los usuarios platican está en los escritorios de los dirigentes de la paraestatal.
Los mexicanos sin poder, los que solo pagamos impuestos y que somos más de cien millones de enfermos de desesperanza, estamos cansados del comportamiento de los gobernantes que carecen de sensibilidad social y de compromiso como servidores públicos, porque sufrimos por los gasolinazos excesivos, los precios del gas que encarecen la alimentación, de la luz que limita el disfrute del hogar y por ende de la familia y todo el resto de los cargos económicos que brotan del capricho o de la ocurrencia gubernamentales y que nos mantienen dentro de la pobreza que no se pude imaginar en un país como el nuestro rico por su propia naturaleza.
Los mexicanos vivimos en la indefensión mas completa, cuando los diputados y los senadores que pagamos con puntualidad inglesa, solo en el plan mediático que les favorece, se dicen defensores de la ciudadanía; pero que en la práctica le hacen posible al gobierno la política fiscal que atenta contra el derecho a una vida digna que tiene el ser humano, de ahí que los monopolios oficiales practiquen las acciones de agravio a que hacemos referencia. Impidiendo los cobros justos por todos los servicios que presta al pueblo el Estado Mexicano.
