No existe evidencia de que haya recibido un Ferrari o le hayan confiscado un yate. Tampoco hay pruebas en su contra de que sea dueño de alguna empresa contratista que dé servicios a la CFE. Mucho menos que haya violado la Constitución Política para ceder terreno a las firmas trasnacionales en el campo de la generación de electricidad. No. Miguel Márquez está en el Cereso de San Miguel, Puebla, no porque haya cometido alguno de los delitos mencionados. Todo lo contrario: él, como miembro de la dirección del SME y como electricista en resistencia, desde el 10 de octubre de 2009 ha luchado pacíficamente para que los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro que no se han liquidado recuperen el empleo que Calderón les robó. Ha denunciado la rapiña que Georgina Kessel y Alfredo Elías Ayub cometieron contra el patrimonio de LFC. Ha demostrado la corrupción de Néstor Moreno Díaz y otros funcionarios de la CFE. Ha defendido el contrato colectivo de los electricistas y al SME de la manera más radical: participando en una huelga de hambre durante 62 días, sacrificio que le trajo daños irreversibles en su salud. Ha enfrentado con dignidad el daño moral y la campaña mediática de desprestigio orquestada por Javier Lozano.
Por eso Miguel Márquez está en el Cereso, porque, como en todos los casos de luchadores sociales, el gobierno inventa los cargos de privación ilegal de la libertad en la modalidad de plagio
y daños al patrimonio nacional
para criminalizar la lucha social y la protesta.
Cecilia Figueroa R. y José Antonio Almazán G.