La percepción de millones de mexicanos
Martín Esparza Flores
La percepción de millones de mexicanos es unánime: en nuestro país la ley se aplica con base en dos premisas: el poder del dinero y el poder público. Por tanto, siguiendo el axioma impuesto por la realidad y la carencia de una mínima ética en la aplicación de la deontología jurídica, en México tenemos una justicia selectiva que ha terminado por borrar la existencia mínima del estado de derecho.
La Constitución y las leyes en las distintas materias son letra muerta, sobre todo y es lamentable decirlo, porque los jueces, magistrados y ministros, que deben actuar con base en dos poderosos fundamentos: su conciencia y el conocimiento de las leyes, no se sujetan, la mayoría de las veces, a lo estrictamente establecido en el orden jurídico sino a la consigna política o el interés económico.
Todo el país se vio reflejado en el ya célebre documental Presunto culpable, exhibido en febrero de 2011, donde José Antonio Zuñiga, un joven tianguista, fue acusado de homicidio y condenado a 20 años ocho meses de prisión por el juez Héctor Palomares Medina, quien basó su veredicto en la declaración de un testigo falso, desechando todo un cúmulo de pruebas que incluso ubicaron al inculpado en otro sitio, el día y hora de los hechos.
De no haber salido a la luz pública tan atroz abuso, Zuñiga se hubiera hecho viejo en prisión, pero para vergüenza del país, hay miles de presuntos culpables aún tras las rejas, como sucede con los once trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas, a los que el gobierno federal les fabricó delitos por la manifestación de sus ideas y la lucha por recuperar su empleo.