Por qué decir “no” a la reforma energética: las manipulaciones oficiales
| Primera parte
Si los gobernantes en turno afirman que México es un país democrático, el tema de la reforma energética debe llevarse a un debate nacional donde participen no sólo los grupos empresariales –interesados en apropiarse de buena parte de los dividendos de la renta petrolera, de los contratos de exploración, explotación y los procesos de refinación–, sino todos los sectores sociales, así como intelectuales y especialistas en la materia, para evitar que un asunto de vital trascendencia para el futuro del país sea aprobado por una irresponsable mayoría en el Congreso de la Unión, como ya aconteció con las reformas laboral y educativa. Presentamos esta serie de artículos para argumentar el porqué los mexicanos debemos decir “no” a los cambios que se pretenden realizar en el sector, de acuerdo con lo planteado por priístas y panistas.
Si partimos de la base jurídica contenida en el Artículo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que establece sin cortapisas que la soberanía nacional reside esencial y originalmente en el pueblo, y todo poder público que dimana de éste debe instituirse para su beneficio y no para provecho de unos cuantos, es innegable que parte de esta soberanía descansó, por muchas décadas, en nuestra soberanía económica lograda, en buena medida, gracias a las nacionalizaciones de las industrias petrolera (1938) y eléctrica (1960).
De hecho, y como hemos argumentado en Contralínea, en México parece existir una corriente inversa a la que rige en las naciones petroleras y del primer mundo, mismas que conceden a sus recursos energéticos un valor estratégico para sus soberanías y su propia seguridad nacional, evitando que tan invaluable sector sea infiltrado y controlado por empresas extranjeras.
Fuente: www.contralinea.com.mx Periodismo de investigación http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2013/08/11/por-que-decir-no-la-reforma-energetica-las-manipulaciones-oficiales/