ste domingo se realizará la segunda jornada del congreso de
fundación de una nueva central obrera, combativa y anticapitalista. Agradezco
mucho la invitación al mismo pero, no pudiendo asistir a este histórico acto por
razones de salud, envío por este medio mi caluroso saludo fraterno a los
compañeros del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y a los demás
organizadores y les deseo un gran éxito en la difícil y tan necesaria tarea que
han resuelto emprender.
A escala mundial, la situación del movimiento sindical jamás ha sido tan mala. El número de afiliados a los sindicatos ha caído en picada como consecuencia de la desocupación, el trabajo
en negro, la precariedad en el trabajo y la misma desafección de los trabajadores ante las políticas de sumisión a los intereses del capital de buena parte de los dirigentes obreros Los sindicatos, que en otras época representaban a cerca de un tercio de los trabajadores, agrupan hoy en muchos países industrializados sólo cerca de 10 por ciento de la población económicamente activa.
Además, existen en ellos diversas centrales obreras, todas integradas en el aparato estatal como elemento de contención social y muchas dirigidas por agentes directos de los gobiernos capitalistas. El sindicalismo
de protección, que afilia a los trabajadores de una empresa a sindicatos patronales gangsteriles o la existencia de falsos sindicatos que no son más que correas de transmisión de sus gobiernos (como en China o en Cuba) completan el panorama. Además, como consecuencia de la crisis mundial y de las políticas gubernamentales en favor de las transnacionales y del capital financiero internacional, los gobiernos capitalistas incluso redujeron su utilización de las centrales sindicales para mediar ante los trabajadores y no les prestan la menor atención a los burócratas sindicales que, en años pasados, pretendían pesar en los aparatos gubernamentales, como está sucediendo en México, Brasil o Argentina.
Por esa razón hay que marcar con letras de oro la formación de una central obrera independiente de los capitalistas, del gobierno de éstos y de los organismos de mediación estatales, como los partidos capitalistas y las iglesias. La creación de esta central se inscribe en el mismo proceso de reorganización y autoorganización de los trabajadores que dio origen en el medio rural a las luchas por las autonomías, a la creación de policías comunitarias independientes del Estado y elegidas por asambleas y a las mismas autodefensas en Guerrero y Michoacán y, en el medio urbano, al fortalecimiento creciente de la Organización Política de los Trabajadores (OPT), promovida también por los dirigentes del Sindicato Mexicano de Electricistas.
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