- 09-Mayo-2011
El eje, el epicentro, el punto toral de la tragedia en el pozo —calificarlo como mina sería exagerado— de Sabinas, el nuevo monumento nacional a la corrupción, se ubica en un botín de 3 millones 300 mil toneladas de carbón extraído de las entrañas de Coahuila, que representa una parte sustancial de la producción nacional
Cada una de ellas se le vende a la Comisión Federal de Electricidad en 830 pesos, cuya suma conjunta ha despertado la ambición sin escrúpulos, en un escenario que remite a los peores años de la época porfirista.
Remedo de minas a título de “pocitos” para rascar el producto sin mayor inversión que un puñado de billetes. Aunque la historia se remite a Pasta de Conchos, la mina que guarda en sus entrañas 63 cadáveres de los 65 que cobró una explosión similar hace ya un lustro, el primer acto del nuevo capítulo llegó el dos de febrero pasado, al registrarse un derrumbe en otra mina de carbón, localizada ésta en Múzquiz.
En este caso la mina “Lulú” cobró la vida de dos trabajadores, produciendo lesiones de gravedad a tres más. El peritaje demostró que el recinto carecía de hidrantes, salidas de emergencia y sistemas de comunicación y de transporte para emergencias.
Al fragor del escándalo local surgió el nombre del propietario: Salvador Kamar Apud, ubicado, con las familias Guadiana y Tijerina como los grandes acaparadores del carbón utilizado por la CFE para sus rudimentarias plantas productoras de energía eléctrica.