Un náufrago más
Martín Esparza Flores
Cual náufragos asidos a una tabla en medio del océano, los funcionarios del gabinete de Felipe Calderón hacen denodados esfuerzos por mantenerse a flote y no ser tragados por las tempestuosas aguas de la avasallante corrupción fomentada por ellos mismos.
A un año de que finalice la actual administración, la palabra “transparencia” se ha convertido en un término abstracto, invocado hasta el cansancio en los discursos oficiales pero ausente de la realidad que día a día perciben millones de mexicanos.
Por doquier surgen hechos que contradicen la eficiencia, transparencia y hasta congruencia que se pregonan en los ámbitos oficiales, pero lejos de buscarse alternativas reales de solución, se insiste en caer en los mismos esquemas de colocar en puestos de alta responsabilidad a recomendados o amigos que han demostrado con antelación su incapacidad para desempeñarse en los cargos públicos.
Tal es el caso del recién designado director general del ISSSTE, Sergio Hidalgo Monroy Portillo, quien hace apenas un año cuatro meses fuera nombrado por el entonces secretario de Hacienda y hoy precandidato panista a la Presidencia, Ernesto Cordero, director del Sistema de Administración y Enajenación de Bienes (SAE), en sustitución del gris e incompetente Luis Miguel Alvarez Alonso.