Martín Esparza Flores
Al cumplirse los plazos anuncia para que millones de mexicanos causen alta en el nuevo sistema de recaudación contemplado en la reforma fiscal, la guillotina del Sistema de Adminstración Tributaria pende amenazante sobre sus cuellos, a causa de que la depredadora e intimidatoria medida no contempló el mínimo sentido social hacia sectores que como los campesinos, ahora en forma por demás increíble, deberán emitir “facturas electrónicas” para vender sus magras cosechas.
Como lo denunciaron expertos en materia fiscal, la actual administración ya busca compensar la merma que tendrá la renta petrolera de Pemex con la puesta en marcha de la reforma energética, cuyas ganancias que antes ingresaban netas a las arcas nacionales ahora irán a parar a los bolsillos de los inversionistas nacionales y extranjeros.
La política fiscal lejos de ir realmente tras los grandes evasores fiscales buscará que sean las clases medias y los trabajadores asalariados, los llamados contribuyentes cautivos, quienes paguen nuevamente los platos rotos de poner en charola de plata la renta petrolera a las firmas extranjeras que ya hacen cuentas alegres.
La naturaleza depredadora y persecutoria de la reforma fiscal utilizará además la información que los bancos tienen de sus clientes para poderlos auditar sin su consentimiento, de tal suerte que al realizar una simple operación con una tarjeta de crédito los cuentahabientes estarán expuestos a multas y sanciones si sus gastos no corresponden a sus ingresos.