Bernardo Stril Kremper
poblanerias.com
Javier Lozano Alarcón recién se acordó haber nacido en Puebla. Hace unos años, también había recobrado súbitamente la memoria cuando se le ocurrió que podría ser diputado federal. Antes, y en el intervalo, continuó habitando en la Ciudad de México en donde residen también sus preferencias de vida. Estoy convencido de que, en el remoto caso de poder lograr un escaño en el Senado de la República, nunca más volverá a pisar la tierra maldita que lo vio nacer.
En su primer intento fallido para ser legislador, el señor Lozano compitió bajo las siglas del PRI, partido en el que se desarrolló personal y políticamente (¿?). Cuando el foxismo, escuchó el canto de las sirenas azules y se cambió de instituto político, igual, con la misma facilidad con la que usted y yo nos cambiamos de calzones. La diferencia es que, normalmente, ese cambio de prenda es para sentirnos frescos y por higiene. Don Javier se puso calzones ajenos sin siquiera ver si estaban limpios.
Ahora resulta que, además, Lozano Alarcón anda con guaruras. Se siente Barack Obama o alguien similar. Su candidatura, sin embargo, es para convertirse en “representante popular”. ¿A quién piensa representar que tanto miedo le tiene? Si alguien, por elemental pudor, no debe andar con guardaespaldas es, sin lugar a dudas, un legislador. Con mayor razón un candidato a serlo. Para eso está el pueblo al que pretende representar, para protegerlo y apapacharlo.
En su primer intento fallido para ser legislador, el señor Lozano compitió bajo las siglas del PRI, partido en el que se desarrolló personal y políticamente (¿?). Cuando el foxismo, escuchó el canto de las sirenas azules y se cambió de instituto político, igual, con la misma facilidad con la que usted y yo nos cambiamos de calzones. La diferencia es que, normalmente, ese cambio de prenda es para sentirnos frescos y por higiene. Don Javier se puso calzones ajenos sin siquiera ver si estaban limpios.
Ahora resulta que, además, Lozano Alarcón anda con guaruras. Se siente Barack Obama o alguien similar. Su candidatura, sin embargo, es para convertirse en “representante popular”. ¿A quién piensa representar que tanto miedo le tiene? Si alguien, por elemental pudor, no debe andar con guardaespaldas es, sin lugar a dudas, un legislador. Con mayor razón un candidato a serlo. Para eso está el pueblo al que pretende representar, para protegerlo y apapacharlo.