Nosotros teníamos un trabajo formal hasta antes de las 23:00 horas del 10 de octubre de 2009, en que nos trataron de robar el futuro y que hoy seguimos construyendo en la resistencia. Éramos causantes cautivos, o sea, pagábamos nuestros impuestos. En nuestro talón de pago, que nosotros llamábamos “cheque”, veíamos nuestras percepciones, deducciones y descuentos. Ahí aparecía todo. No había dudas y, en caso de alguna, acudíamos al tercer piso del edificio de Luz y Fuerza y ahí se aclaraba. El 11 de octubre de 2009, ya éramos candidatos a ser parte del sector informal de la economía de este país. Se asegura que se han creado más puestos de trabajo en la informalidad que los tipos de puestos que nos quitaron por decreto de la noche a la mañana. Eso sí, el del atropello fue el auto llamado “presidente del empleo”. Buscaba justificarse al decir, entre otras cosas, que además de ser caros éramos improductivos y que teníamos prestaciones onerosas, aun cuando el ingreso promedio mensual era por el orden de los 6 mil pesos (tres salarios mínimos) o bien, en nuestro caso, de 200 pesos al día en promedio. La canasta básica recomendada tiene un costo de 170 pesos más o menos.
El periodista del diario La Jornada Roberto González Amador explica en un detallado reporte la información reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía sobre el empleo y los salarios: el 35.61 por ciento del total de los trabajadores remunerados tienen un ingreso no mayor a dos salarios mínimos...