Por: Alberto Barranco
Si la Reforma Energética aprobada por el Senado le amarra las manos a Petróleos Mexicanos para subir al ring de la competencia, a la Comisión Federal de Electricidad las ataduras alcanzan también los pies… a la par de una venda en los ojos. Si a la primera la condenan a reducirse, a la segunda la desaparecen.
De entrada, la conversión a empresa productiva de Estado de la paraestatal implica que su presupuesto se tasará conforme a resultados. Es decir, si la firma pierde, como lo ha venido haciendo en los últimos años, éste se reducirá drásticamente.
De acuerdo con el artículo 26 transitorio del ordenamiento que permite el cambio de adscripción, Pemex y la CFE tendrán un régimen presupuestario especial y estarán sujetas al balance financiero y al techo de servicios personales que, a propuesta de la Secretaria de Hacienda, apruebe el Congreso de la Unión.
Por lo pronto, se advierte que la aún empresa pública que provee de electricidad al país tiene un capital negativo de 77 mil millones de pesos, es decir, se encuentra en un escenario de quiebra técnica.
La firma perdió 6 mil millones en el tercer trimestre del año.
El problema es que el escenario que enfrenta la coloca la ruta de nacida para perder, desentendido el Estado de apuntalar su infraestructura tras la apertura que permitió la inconstitucional Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica aprobada en 1988.
Leer nota completa