Sergio Meana
Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) deberán estar dotadas de las herramientas necesarias para ser “empresas públicas de carácter productivo” en sólo dos años y, con ello, poder competir contra la iniciativa privada.
Esta tarea de transformación descrita como “titánica” por distintos analistas deberá incluir: reducción de personal, corregir ineficiencias operativas –algunas de más de 20 años-, eliminar sistemas de corrupción, reestructuración organizacional, así como un programa de pensiones sustentable.
Para Mariana Gómez Sánchez, directora ejecutiva de Inteligencia Pública, el mayor reto para Pemex está en la relación con los trabajadores, pues tendrá que reducir sueldos y prestaciones para que estén a niveles internacionales por mandato constitucional.
“La reestructuración incluye una limpieza de toda su fuerza laboral; en 2008 había 11 mil empleados cobrando y no tenían qué hacer, para 2012 que es el último dato que yo tengo se redujo a mil 336, y a esa limpia habrá que sumarle la reducción de salarios de quienes se queden”, señaló.