La Comisión Federal de Electricidad (CFE) o en su defecto un nuevo organismo público descentralizado, deberán recontratar y pagar salarios caídos a los trabajadores de la extinta compañía Luz y Fuerza del Centro en acatamiento de un fallo judicial que de derecho es inapelable. El Segundo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito publicó finalmente la semana pasada esta resolución que le adelanté aquí el 23 de septiembre con el título El SME ganó la partida (http://cort.as/2cb8).
La resolución se refiere al amparo directo DT 1337/2010 concedido por los magistrados María Edith Cervantes Ortiz, presidenta del tribunal, Jorge Farrera Villalobos, relator del asunto, y Elisa Jiménez Aguilar, contra el laudo de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje que libraba a la CFE de la condición de patrón sustituto y por lo tanto cancelaba las relaciones laborales y cerraba la puerta a la recontratación de los afiliados al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
El argumento de las autoridades del Trabajo, entonces encabezadas por el hoy senador panista Javier Lozano, era en el sentido de que la figura de patrón sustituto no era válida en este asunto ya que la extinción y liquidación de LyFC se había realizado por causas de fuerza mayor.
Pero los magistrados del Segundo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito consideraron en su resolución de 449 fojas que la extinción de LyFC decretada por Felipe Calderón la noche del sábado 10 de octubre de 2009 que no hubo tales causas de fuerza mayor.
Por eso, el documento (una copia del cual tiene este reportero), le da a la CFE, al conceder el amparo directo al SME, el carácter de patrón sustituto, lo que por ley la obliga a la recontratación y al pago de salarios caídos.
Esta resolución, inapelable, obliga asimismo a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje a emitir el laudo correspondiente, cosa a la que le da largas, preocupado como está del gobierno, de que se caiga en la cuenta de que la recontratación y pago de salarios caídos tendrían un enorme costo político y económico que llevaría a la conclusión de que en la cantada victoria de Calderón en este polémico tema —respecto al cual Lozano dijo que fue “una decisión responsable y acertada— le saldría más caro el caldo que las albóndigas.