Revista Contralínea
La debacle laboral para los agremiados al Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) inició ya con las modificaciones a su contrato colectivo de trabajo (CCT), aceptadas servilmente por la dirigencia charra de Víctor Fuentes del Villar, para que la Comisión Federal de Electricidad (CFE), transformada luego de la aprobación de las leyes secundarias de la reforma energética en empresa productiva del Estado, disponga a su libre albedrío de los cambios necesarios a su actual plantilla, colocando en la antesala de los despidos a miles de sindicalizados.

Como anticipamos, la cara oculta de la reforma energética se mostraría en toda su dimensión anticipando la insalvable pérdida de derechos laborales para aquellos que, en su momento, sirvieron de esquiroles a la legítima lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME). Carentes de la mínima conciencia sindical y de clase, ingenuamente pensaron que los embates de la privatización al sector energético, iniciados con la agresión al SME, nunca los alcanzarían; pero ahora la guillotina de los recortes pende sobre sus cuellos, situándolos en una absoluta indefensión legal por los acuerdos leoninos de sus dirigentes, quienes les hicieron creer que bajo la férula cetemista estarían a salvo.
Los electricistas del SUTERM empezarán a sentir en carne propia los rigores de una auténtica represión laboral que los condenará a una abyección en aras de no perder su empleo, pues mientras en su nuevo CCT se contempla que el citado comité, a la par de autorizar la transferencia de plazas de la bolsa de trabajo que se constituya a nivel nacional, también determinará el sistema de promociones de personal, con base en “criterios de productividad y eficiencia de los trabajadores”, dejando fuera de la instauración de estos parámetros a los directamente interesados, pudiendo manipularlos con base en un sistema de estímulos que serán otorgados, en el contrasentido, por demostraciones de “fidelidad” y no de eficiencia.