La Prensa

25 de enero de 2013
Enrique
Hernández
Mas de 200 mufas han explotado en el Distrito
Federal en dos años, lo que ha causado decenas de heridos, entre ellos,
una joven y guapa mujer que vio cortado sus sueños de convertirse en
modelo profesional, ya que durante uno de estos siniestros de que fue
víctima, su cuerpo presentó quemaduras de primer grado en un 50 por
ciento.
Brenda Téllez Manzo, de 16 años de edad, el 31 de mayo de
2012, cuando salió de la escuela sobre la calle de Isabel la Católica
y 16 de Septiembre, se encontró con su abuela, Yolanda Díaz Ramírez,
ambas avanzaron unos metros cuando de pronto una explosión que se
escuchó en todo el perímetro, las lanzó a 10 metros de distancia.
La potencia acompañada de fuego, propició que ambas mujeres
inmediatamente por todo el cuerpo, les provocara yagas causadas por
el calentamiento de la conflagración.
Aturdidas, casi al
borde de la inconciencia, recuerdan que fueron atendidas por los
cuerpos de socorro que arribaron a la zona del primer cuadro de la
ciudad.
Las heridas causadas, desde ese entonces, no han
sanado, los altísimos gastos generados por las atenciones médicas,
han sido sufragadas por la misma familia.
La señora Yolanda
Díaz Ramírez, abuela de Brenda, sus daños son irreversibles, su
columna pese a los tratamientos sigue debilitada.
"Ya no
puedo caminar y moverme como antes, ya no puedo trabajar y no hay
dinero para solventar los gastos de la casa", dijo al borde del llanto
en su humilde vivienda de la Colonia Anáhuac.
Mientras que
Brenda, ha caído en una enorme depresión, sus sueños de convertirse en
modelo se vinieron abajo.
Ambas mujeres requieren de
tratamientos costosos, pero, las dependencias a las cuales ha
demandado, como la CFE y Protección Civil, del gobierno del Distrito
Federal, les han dado largas.
"No hemos recibido ni un quinto,
ni un apoyo, los gastos son fuertes, lo único que queremos es que se
responsabilicen quienes han tenido la culpa de que estos siniestros
hayan afectado a decenas de gente".
Según datos de Protección
Civil, en dos años, de 2011 al 2012, se han presentado más de 200
cortocircuitos en las llamadas mufas.
"Ya hasta nos da miedo
pasar por encima de las coladeras, porque no sabemos cuándo va
explotar una de ellas, nos da miedo que suceda cuando menos lo
pensamos", dijo al respecto un comerciante del Centro Histórico,
donde de manera simultánea han sucedido estos siniestros que sus
víctimas han padecido de oídos sordos de quienes tienen la
responsabilidad de que funcionen de manera segura y sin exponer a
la ciudadanía.