10 octubre 2014

SME: A 5 años de la extinción de LyFC, los “daños colaterales”

Marcha del SME en protestas por el alza en tarifas eléctricas. Foto: Eduardo Miranda
María Luisa Vivas
10 de octubre de 2014
Reportaje Especial

MÉXICO, D.F., (apro).- La noche del 10 de octubre de 2009, en el gobierno de Felipe Calderón decenas de soldados disfrazados de policías federales tomaron las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro (LyFC).

Mediante un decreto declaró la extinción de la paraestatal con el argumento de que era “un lastre” y dejó en la calle a más de 44 mil trabajadores agremiados en el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) que hasta ese día había sido el gremio más combativo.

El gobierno de Calderón inició la operación el 5 de octubre de 2009 cuando la Secretaría del Trabajo rechazó otorgar la toma de nota a Martín Esparza como dirigente del SME. Ese mismo día, en secreto, la Comisión Intersecretarial de Gasto Público, Financiamiento y Desincorporación (CIGF) dictaminó la extinción (Proceso 1859).

Durante los primeros minutos del 11 de octubre siguiente Calderón emitió el decreto al mismo tiempo que soldados disfrazados de policías federales tomaban las instalaciones de LFC (Proceso 1841).

Lo que vivieron a partir de ese día los trabajadores, quienes cargaban con el descrédito y –afirman—con una campaña bien armada en su contra, no atrajo, ni importó.

A cinco años de la extinción, algunos de ellos, quienes tomaron la decisión de liquidarse—aclaran—no por convicción sino por necesidad, comparten con Apro cómo vieron truncado su presente y también su futuro pues, dicen, además de dejarlos sin trabajo, el gobierno bloqueó su oportunidad y derecho de conseguir otro empleo.

Luis Gerardo Becerril Hernández tenía 50 años de edad al momento de la extinción, le faltaban tres días para cumplir 29 años de servicio como vigilante clase A.

Seis meses después de la extinción, sin trabajo y sin dinero, dice, entró en el desconcierto, no sabía si tomar el camino de la liquidación o de la resistencia.

“El gobierno ofreció un bono, me quedé sin trabajo, yo iba al día entonces opté por liquidarme”, cuenta. Por casi 29 años de servicio le ofrecieron 89 mil 371.53 pesos y con el dinero del bono que ofreció Calderón y sin más experiencia laboral que la que tuvo el LFC, se le ocurrió comprar maquinitas de juegos que colocó en algunas tiendas a las que tenía que entregar el 30% de sus ganancias.

“De eso iba viviendo pero después resulta que me las recogen porque son juegos de azar y me quedé sin nada”, dice.

Sin forma de llevar sustento al hogar su situación familiar también se vino abajo y terminó divorciado.

“Me deprimí tanto que me quise suicidar, pensé ‘esto se acabó’, me divorcié, se acabó el trabajo, me quitaron mis máquinas.

“Me iba a uniformar, me iba aponer mi credencial de la Compañía de Luz para que pudieran reconocerme y me iba a aventar en el circuito donde está la tienda del ISSSTE. Había pensado hacerlo a las 6:30 de la mañana cuando el tráfico está fluido. Lo pensé así para que se supiera hasta dónde había llegado la situación”.

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