Martín Esparza Flores*/ segunda parte
Bajo el esquema de alentar de manera indiscriminada las importaciones agropecuarias y otorgar recursos presupuestales sólo a quienes “son productivos”, el gobierno de Felipe Calderón terminó por llevar al campo a la peor de las ruinas y al país a la antesala de la más absoluta dependencia alimentaria. No conforme con ello, sentenció a los 30 millones de habitantes de las zonas rurales a una ineludible miseria, pues 27.4 millones no perciben los ingresos suficientes para adquirir los alimentos más elementales de la canasta básica como leche o huevo.

De acuerdo con las cifras extraoficiales, mientras de 2000 a 2005 emigraron al país vecino 3 millones de mexicanos, de 2005 a 2010 únicamente lo hicieron 1.4 millones, de los cuales, el 70 por ciento tienen su origen en las zonas rurales marginadas del país: son los campesinos olvidados de los programas de asistencia y producción de dependencias estatales como la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa). Ésta, como admitió en una de sus últimas comparecencias ante el Congreso de la Unión su extitular, Francisco Javier Mayorga, exclusivamente otorgó recursos presupuestales a quienes “son más productivos”.